El reportaje íntegro:
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Las Voces prestadas: Una semana es suficiente para doblar una película
La aparición del sonoro en la industria cinematográfica fue una conmoción que hizo tambalear sobre su base el prestigio de las estrellas más cotizadas: Gloria Swanson, Clara Bow, John Gilbert y muchos otros astros de gloria fabulosa en aquel instante fueron derribados de golpe y porrazo, porque el micrófono – que acaba de hacer su aparición en los estudios de rodaje – puso de relieve que sus voces no eran agradables. A partir de entonces, una estrella de la pantalla tenía que ser fotogénica y, además – esto era lo nuevo – fonogénica. Caso contrario, podía despedirse de la fama y la fortuna.
En un principio, las grandes productoras idearon y pusieron en práctica un procedimiento bien costoso, pero inevitable en aquellas circunstancias: realizar dos versiones de cada película importante, una en inglés y otra en castellano, con lo que se afianzaba la asistencia al cine de los dos mayores grupos de habitantes de la tierra, los que se expresan en el idioma de Shakespeare y lso que lo hacen en el idioma de Cervantes. Fueron los años en que Joinville (Francia), primero, y Holywood, después, se vieron invadidos por artistas hispanos – Imperio Argentina, Pepe Nieto, Catalina Bárcena, Ana María Custodio, Rafael Rivelles, Conchita Montenegro, Valentín Parera, Rosita Moreno, Miguel LIgero, Juan de Landa, Ernesto Vilches y tantos otros – que rodaban la versión española de los fils en ingles.
Y todo siguió de acuerdo con este sistema hasta que el doblaje hizo su aparición.
Durante la prensa franquista hubo numerosos artículos de elogio al doblaje de las películas.
Primeros Estudios de doblaje
La técnica del doblaje se inició en París allá por 1933. Y el procedimiento, de simplicidad técnica singular, adquiriró carta de naturaleza casi inmediatamente, ya que para el público suponía una mayor facilidad el ver la película sin necesidad de tener que leer de prisa y corriendo los subtítulos en castellano que aparecían en las escenas, y para las firmas producoras suponía asimismo un ahorro considerable el limitar su actividad a una sola versión de cada film.
El nombre del italiano Ugo Donarelli estará vinculado siempre en el recuerdo a las tareas de doblaje que se llevaron a cabo en España poco antes de nuestra guerra. Él fue quien supo llevar la técnica del doblaje en su primera etapa de perfeccionamiento, quien no vaciló en contratar actores profesionales para que ‘prestaran’ sus voces a los astros del celuloide y quien, en suma, adivinó en el nuevo recurso técnico del cine un arma poderosísima para ahondar aún más su ya profundo poder de captación sobre los públicos, que sólo así podían salvar cómodamente la barrera del idioma.
El Doblaje Español Actual es perfecto
El espectador ignora por completo identidad de las voces que oye en labios de sus artistas cinematográficos. Cuando ‘oye’ a Tony Curtis, Anthony Perkins, Jerry Lewis o Richard Burton (en Cleopatra), no sabe que oye de verdad la voz de un actor que se llama Francisco Valladares, tan excelente y capaz que consigue doblar a la perfección acores de estilos tan dispares como los que acabamos de citar. Francisco Sánchez es otro de los veteranos de esta actividad complementaria del cine. Ha doblado a Charles Laugthon, Charles Boyer, Anthony Quinn, Cary Grant y Gary Cooper, entre otros ‘grandes’ de Hollywood. Ángel María Baltanás ‘habla’ por Paul Newman, Vittorio Gassman y Marlon BRando, uno de los intérpretes más difíciles – este último – de doblar, por cuanto es de una inexpresividad extraordinaria.
Sólo en ocasiones los actores del doblaje alcanzan el honor de que sus nombres figuren en el reparto tan destacados como los propios intérpretes que doblan. Y ha ocurrido así, por ejemplo, cuando Fernando Rey ‘dobló’ a Lawrence Olivier en ‘Hamlet’, ‘Ricardo III’ y ‘Enrique V’ sus grandes personajes shakespearianos . U le sucedió igualmente a la simpática actriz radiofónica Matilde Vilariño, especializada en niños ante el micro de Radio Madrid, cuando dobló el personaje infantil de Pepino en ‘Pepino y Violeta’.
Por lo general, los nombres de los artistas anónimas que prestan sus voces a las estrellas del celuloide permanecen desconocidos.
La Actriz que dobló a Greta Garbo y su contrato
La inolvidable sueca, considerar junto con Charlot como ‘genios’ auténticos y únicos de la historia del séptimo arte, gozó por imperativo de su productora del privilegio de disponer de una voz de doblaje para ella sola. Así se especifiaba en el contrato. Y durante los diez años largos de vigencia de su carrera artística – los años de ‘El Velo Pintad’, ‘Gran Hotel’, ‘Cómo tú me deseas’, ‘Ana Karenina’, ‘María Walewska’, ‘Ninotchska’, etc – fue aquella voz femenina cuidadosamente seleccionada, tras durísimas y exhaustivas pruebas, la que constituyó – para los oídos del espectador español – un atractivo más y poderoso que añadir a las cualidades interpretativas de la ‘Divina’.
La voz española de Greta Garbo – voz un tanto dura, honda, grave, de riqueza singular de matices expresivos – fue una de las mejores voces del doblaje español, este recurso providencial surgido cuando el cine rompió a hablar y sin el cual, evidentemente, el cine se hubiera quedado a mitad de camino en su captación del interés de los espectadores.
Hoy, las figuras del doblaje, si están contratadas eventualmente, cobran 3.500 pesetas a la semana, y 1.000 menos si forman parte de la plantilla fija del estudio. Poco dinero, en verdad, si se iene en cuenta el esfuerzo extraordinario de estos profesionales, que acaban quemándose la vista, por tener delante, a muy poca distancia, una pantalla de tamaño natural, para captar al segundo el movimiento de los labios del astro al que están doblando. La inmensa mayoría de los artistas de doblaje se ven obligados a usar gafas al poco tiempo de dedicarse a esta actividad.
Un sacrificio más – que a veces hubiera sido innecesario de escoger otra labor – y que no cuenta a la hora de apreciar y estimar la labor anónima de estos nombres y mujeres cuyas voces – no sus rostros – son familiares a millones de españoles.
Luis Aguilar